El concepto calidad empieza a perder peso en el mercado, algo que va totalmente en contra de su filosofía. Siempre se ha orientado a vender café de calidad, por lo que decide dar un cambio de rumbo a la empresa. Ser simplemente un distribuidor es algo que se le empieza a quedar pequeño.
Decidió dedicarse a conseguir esa calidad que sus clientes merecen, por lo que durante un tiempo se dedica a seguir formándose y a visitar diferentes tostadores. Es entonces cuando decide crear su propia marca, tomar el control. Empieza a trabajar con un tostador centenario mediante el cual puede, por fin, lanzar su propia marca de café. Cafés Atalaya. Un sueño cumplido.